A ella siempre le gustaron los gatos, las uñas negras y los tipos delgados con piercings en las orejas.
Cantaba a todo, y después de un trago de tequila caían los cigarros, a ritmo de las palmas y sus cascabeles al caminar.
Fue siempre seria, pero con sonrisas y carcajadas que llegaban hasta un quinto piso.
Sara siempre asaltaba los corazones, y el mío lo arañó.
¿Pirsings? ¿que pollas es eso?
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