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27 octubre, 2011

Vale con no estar.

Y decir - ¡Hey, cantad conmigo! ¡No todo está perdido!


No tengo ninguna disculpa, ni tiempo, ni vida, ni ojos para estar al alcance de lo que algunos quieren.
A diferencia de los perros no corro tras la misma circunstancia. No clamo a mis círculos. No tengo un corro de fans. No salpico con sus babas.

Cambiar. Forzar. Girar el rumbo cargándote la rueda del tiempo, no ayuda, nena. Sin saberlo quieres cambiar tu rumbo y no acabas más que con la conciencia vacia. Sin lo que más querías.
Y tienes miedo. Sólo te queda eso y los pocos fans.

Pero bueno, yo lo canto, lo creo. Lo pinto y lo mancho. Gracias a los días que se nublaron he podido recrear que esto no es sólo más que la mejor elección. Que los gatos tienen siete vidas.


"Dentro de mil años no habrán ni tíos ni tías, sólo gilipollas."

12 agosto, 2011

Toc toc.

Sus cuentos no empezaban con un “Érase una vez”. Él no tenía una historia, según el pensaba. Su punto de partida empezaba y acababa con su vida latente, su verdadera historia guardada en una cómoda chimenea de los años 50.
El chico de esta historia se miró en el espejo. El pelo enmarañado, la cicatriz y los ojos verdes no le ayudaban a consolarse del puro aburrimiento que le acompañaba esta noche.
El tocadiscos suavizó el sonido de la tormenta. Ojos Verdes tenía una vaga sensación, quizá sería de aquellas en las que sabía que se le olvida algo, y luego daba con que ese día retransmitían uno de sus conciertos favoritos en la tele o se olvidaba de a qué hora había quedado con alguien. Pero esta vez no daba con la idea.
“Supongo que se me ha olvidado dar de comer a Pandora”
Acarició a su gatuna compañera de casa. Pandora se lamía los bigotes y comenzó a ronronear cuando su dueño le rascó las orejas.
Comprobó que la comida de Pandora no era el problema, y se sentó en el sofá a mirar su chimenea.
-         ¿Has visto cómo llueve, Pandora? Hoy vamos a tener una noche menos normal que las otras. Hoy me salvo.
La gata le miró, giró las orejas, y se volvió a dejar acariciar.
Ojos Verdes se quedó dormido. Tan sólo eran las diez de la noche, pero sabía que el resto de la noche no conseguiría dormir, así que no se preocupó.
Cuando las manecillas del reloj sonaron multitud de veces, con el séptimo relámpago, se despertó. Normalmente una tormenta no era gran motivo para despertarle, y lo supo. Supo que ésa no era la causa de su desvelo.
Pandora saltó de su regazo y correteó por la alfombra roja. Inclinó la cabeza y clavó sus amarillos ojos en su compañero. Quería decirle algo, pero Ojos Verdes sabía y sabe que los gatos no pueden hablar, por lo que miró algo extrañado a Pandora, y vió como se marchaba con aire divertido hacia el pasillo.
“A lo mejor es la música, esta es su canción favorita… qué digo, es un gato”
Y se volvió a tumbar. Cerró los ojos, pero no se quedó dormido.
No habían pasado un par de minutos desde su desvelo y sonó la puerta.

Entonces comprendió cuál era su sensación de aquella noche. Y maldijo que los gatos no pudiesen hablar.



31 mayo, 2011

Si no tengo historia.


Revolotearía por tu cuarto, y por el miedo a sentirme sola, cantaría en un susurro desesperado por pensar que me podrías estar escuchando.
No dedicaría mi tiempo en mí ni más que mi independencia rutinaria. Me basaría en rebuscar los restos de ti que nunca encontraste. Llenaría las baldosas con tus miedos, y los ladrillos, con tus pasiones. Subiría a tres pisos más este ático, y sin escaleras donde aferrarnos después de la sobriedad, donde acabaríamos borrachos por algo más que el alcohol y ninguna otra medicina no legal.
Mi perdición no tiene receta, al igual que el camino que surcaría al oír tan cerca tu voz, ni del desamparo al quedarme sin sábanas cada noche.
Los ojos ya nos servirían como punto máximo, ya que me va la vida con cualquier latido estrellado sin eco entre las paredes de la habitación. Eso sí, las pintaría de azul y cada noche marcaría tu historia, tu historia y la mía. Todo esto, quizá,  si somos todo lo que somos tú y yo.

31 enero, 2011

Y me convierto en enero.



Y entonces, en algunos momentos, se nos oscurecen los pensamientos.
Te pierdes, tropiezas y ya no vuelves a encontrar tu sombra.
Y te das cuenta de que nunca sabrás si tu vida se volverá a enrredar, o si sólo será ese simple cable que tuviste que encontrar en un baúl viejo.


O'clock

11 enero, 2011

No quiero ser la que se ría más alto.


Podría hacer un guión de más de 10 páginas, con las veces en las que creí que nunca tendría que pensar por mi propio bien. De las veces que he pensado las cosas de una manera de las que no lo son y alguien me ayudó a ponerle un nombre.
Pero esta vez, no sé como seguir esas 10 páginas. Esta vez me dicen un nombre que no vale, que no funciona. Un nombre que no sigue mis expectativas. Y entonces no sigo, me paro y digo que aquí se acaba este guión. Porque nunca supe manchar los papeles con la tinta de mi propia voluntad.


O'clock

06 diciembre, 2010

Mi boca es una pistola.



 Y ese día, él cambió su cielo nublado por unos diferentes ojos, y pensó que octubre se había acabado para   siempre.Que a él le llamasen Noviembre.Porque en noviembre su destino cambió.
Pero ella siempre pensó que la palabra amor era fea; dos vocales y dos consonantes.
"Que el amor quema, congela, arde, siente... y mata."






O'clock.